Miren Agur Meabe es una escritora vasca nacida en Lekeitio, España, en 1962. Es una destacada autora en lengua vasca, con una amplia trayectoria literaria que se extiende desde principios de los años 90 hasta la actualidad. Su trabajo ha sido reconocido tanto a nivel nacional como internacional por su estilo poético y su compromiso con la lengua y la cultura vasca.

Anai SAINZ DE LA MAZA

¿Qué importancia crees que tiene la literatura escrita en lenguas minorizadas en el mundo literario actual?
Tiene una importancia vital, entre otras cosas porque es un acto ecológico que ayudar a frenar su disolución en la nebulosa de la globalidad Para mí, escribir en euskera es un acto de compromiso con mi sociedad y con mi tiempo, contribuir a que la lengua más antigua de Europa perviva como un bien cultural universal. También es un acto de estética, ya que pone al servicio de los demás la palabra artística. Y es también un acto de feminismo que apuesta por transmitir cuestiones vistas desde la óptica de las mujeres.

 

¿Crees que hay diferencias entre la recepción que tienen tus obras en el País Vasco y fuera de él?
A cualquier escritor-a le pasa eso, sea de donde sea. En primera instancia, el destinatario de la obra es el sistema literario al que pertenece, en mi caso, el sistema euskaldun. Yo tengo ahí mi lugar y ese es mi eje. Pero si, además, mis obras tienen buena recepción fuera de Euskal Herria, perfecto. Ahí entra la cuestión de la traducción: por qué, para qué y para quién traducimos.

 

Tú sueles autotraducirte.
Para mí es un proceso de aprendizaje, un ejercicio formal. Autotraducirse tiene la ventaja de tomarse todas las licencias necesarias para redondear lo que, involuntariamente, no quedó bien concluido en la versión original. A ser la autora, sé qué sentido quería darle a tal o cual expresión, y eso es esencial. Surgen dificultades, porque toda traducción tiene algo de inabarcable, pero se trata de buscar alternativas que hagan que la atmósfera en la lengua de llegada sea envolvente y natural.

 

¿Crees que existe una identidad o sensibilidad propia en la literatura escrita en euskera?
Y en gallego, polaco, gaélico, quechua, portugués o griego… Las literaturas son manifestaciones de identidades particulares y colectivas al mismo tiempo, y esa diferencia enriquece, suma visiones del mundo.

 

¿Cómo crees que la literatura en euskera puede contribuir a la preservación de la cultura vasca?
Todas las manifestaciones que nacen de una cultura contribuyen a su desarrollo, no sólo la literatura. También la música, el arte, el bertsolarismo… Si no creáramos contenidos serios y renovadores todo quedaría en mero folklore, en curiosidad turística.

 

¿Cómo te sentiste en el escenario a la hora de recoger el premio en la Gala de Las Angulas de La Ría? 
Siempre hay nervios, sobre todo por el deseo de pronunciar con acierto unas pocas palabras que lo abarquen todo: agradecimiento, respeto y
alegría, básicamente.

 

Hiciste una reflexión muy bonita sobre las angulas y el euskera ¿Cómo llegaste a ese discurso? 
La analogía fue entre las angulas y las ideas. La angula es un ser vivo diminuto, escurridizo, casi transparente, como las ideas incipientes de los creadores, pero, cuando crece un poco, tiene la capacidad de respirar a través de la piel en circunstancias adversas. Nuestros sueños son comparables a esa resistencia.

 

¿Podrías hablarnos de algún proyecto en el que estés trabajando actualmente?
Acabo de terminar una novela juvenil que pretende recuperar la figura de Martija de Jauregi, comadrona de raíces lekeitianas , que ejerció su
oficio en tierras de Navarra y fue desterrada a fines del siglo XVI. Mi objetivo es hacer reflexionar sobre la complejidad de aquella época agitada, enviando al pasado a una chica de hoy en día. El título es Itzulerak (Los regresos).