Por Araceli Viqueira

Un verano más, y por imposible que pareciera, Oporto ha logrado superar su propio récord y atraer nuevos visitantes. A su belleza decadente y sus vinos mundialmente famosos, a los que la segunda ciudad más grande del país vecino ha dado su nombre, Oporto suma «novedades» que aumentan el interés por la ya extensa lista de «must» imprescindibles en cualquier recorrido.

Con un pie en Porto y otro en Vila Nova de Gaia, el puente Don Luis I es, sin duda alguna, el punto más emblemático de la ciudad.

Han pasado cuatro años desde que Wow Porto abrió sus puertas y, desde entonces, este nuevo «barrio» cultural ha seguido creciendo y ofreciendo motivos para regresar a quienes ya habían visitado la ciudad de los invencibles. Detrás de este millonario proyecto están los propietarios de bodegas, hoteles y restaurantes de renombre. Pero, aunque el vino es valorado por su importancia en Oporto, World of Wine (WOW) es más que vino. De hecho, el nuevo distrito alberga la Escuela del Vino, donde se ofrecen catas, maridajes y talleres. Además, uno de los siete museos que constituyen el barrio, quizás el más representativo, es The Wine Experience. La visita concluye con una cata al final del recorrido, en el que se explica todo el proceso que rodea a la uva antes de convertirse en vino. La visita a The Chocolate Story también termina con una cata, una dulce experiencia que precede a la tienda del museo.

Portugal es uno de los mayores productores de corcho del planeta . En Planet cork, otro de los museos, se muestran las infinitas aplicaciones de este elemento sostenible que ha llegado a la luna.

Las opciones gastronómicas en WOW duplican en número a los museos, y hay alternativas para todos los bolsillos. Al buen nivel general de la gastronomía portuguesa, Golden Catch, donde se sirve el mejor pescado y marisco a precios moderados, añade a su menú maravillosas vistas desde la terraza, donde también se puede disfrutar de una copa de vino… o más.

El bacalao , plato estrella de la gastronomía portuguesa presente en todo los restaurante en alguna de sus innumerables maneras de preparación, es tratado con sumo respeto en Golden Catch. Sin abandonar la tradición , incorpora en su presentación texturas e ingredientes novedosos.

Atractiva de principio a fin, pese a rozar la saturación, Oporto no deja de embellecerse para seguir siendo irresistible. El emblemático mercado de Bolhão, que ha rejuvenecido con su renovación, sigue siendo un lugar peculiar para ir de compras, frecuentado por turistas atraídos por la variedad de lugares para comer.

Habrá que esperar para comprobar si las interminables obras del metro, que ahora mismo ocultan gran parte de los encantos de la ciudad, no acaban por restarles su atractivo. Y confiar en que los edificios ruinosos, que dan a Oporto ese nostálgico aire de decadencia, no acaben derrumbándose.

Los puntos de interés más emblemáticos siguen en pie, fácilmente identificables por las largas colas que se forman ante ellos. Un claro ejemplo es la hilera de visitantes que, cámara en mano, espera su turno para tomar la foto de rigor frente a las letras de «PORTO» delante del ayuntamiento, dejando constancia de su visita. Más llamativa es la fila de personas que aguardan pacientemente para entrar en la Librería Lello, catapultada a la fama por el rumor de que J.K. Rowling se inspiró en ella para su libro de Harry Potter. Cientos, miles de personas recorren la ribera del Duero, hechizadas por el constante paso de los rabelos en su travesía de los seis puentes, el crucero más popular. Cientos, a pie o en teleférico, suben cada tarde hasta los Jardines del Morro para ver la puesta de sol, sin escatimar unos euros para los músicos que amenizan el ambiente o para los vendedores ambulantes que, a la espera del ocaso, ofrecen bebidas refrescantes.

Jardines del Morro : Lo complicado, pese a lo espacioso del lugar, es encontrar un hueco en el mirador más visitado.

Aunque, quizá, los más futboleros quieran comenzar la visita por el estadio do Dragão, algo que pueden hacer cómodamente en un corto recorrido en metro desde el centro de la ciudad, nadie evitará los «main spots» como la Estación de São Bento, donde la vigilancia policial se ha reforzado; la Catedral, el Palacio de la Bolsa, la Torre de los Clérigos, la Iglesia do Carmo o, incluso, el Café Majestic, donde, debido a los precios, nuevamente, vuelven a formarse colas, aunque el interior no suele estar lleno.

A medida que crece el turismo, también lo hace la oferta hotelera. Cada año surgen nuevas propuestas que tienden a ser versátiles para resultar atractivas.

En Vila Nova de Gaia, donde se concentran las bodegas y se obtienen las mejores vistas de Oporto, The Rebello abrió sus puertas hace apenas un año. Ofrece desde habitaciones para dos personas hasta apartamentos de tres habitaciones, siempre con una pequeña cocina aunque dispone de restaurante, Pot&Pan, a cuyo frente está el chef André Coutinho.

El hotel de 5 estrellas está formado por 4 edificios que configuran un pequeño patio ajardinado, aunque lo mejor es su terraza.

Village By Boa es otra de las novedades en Oporto. Se trata de un apartahotel, un alojamiento local abierto en 2022, con 38 apartamentos de distintas capacidades, surgido de la restauración de un grupo de viviendas en zona de trabajo rabiosamente cerca del centro. Si se desea, ofrecen desayuno aunque no disponen de restaurante, por el momento.

Los apartamentos tienen recepción las 24 horas, pero los clientes pueden acceder, sin pasar por ella.