Sólo queda la Liga

La vieja guardia del Athletic volvió a quedarse en las puertas

Arturo Trueba

Una pena. Otra vez sin Copa. Volvió a fallar la vieja guardia a las puertas de un título de Copa, esta vez en semifinales, eliminatoria que habían superado los leones en las ocho ocasiones anteriores. Queda la duda sobre lo que hubiera pasado si Marcelino hubiera apostado de inicio por Sancet, el jugador más capacitado para conducir transiciones más rápidas y desequilibrantes. Cuando el entrenador asturiano sacó al terreno a los Vencedor, Sancet, Zarraga o Nico Williams ya era una misión muy complicada ante un Valencia que se muestra maestro últimamente a la hora de impedir que fluya el fútbol del equipo contrario. El Athletic recayó en la falta de gol -dilapidando varias ocasiones, especialmente la de Iñaki Williams sólo ante el portero justo antes de que Guedes decantara la eliminatoria- así como en la aportación residual de Muniain y Raúl García.

SIN RESERVAS HASTA EL FINAL

De todas formas, un título, tres subcampeonatos y una semifinal en poco más de un año no es mal balance. Frustrante, pero no está mal. ¡Que nos quiten lo bailao en San Mamés ante el Barcelona y el Real Madrid! Lo que pasa es que todos queremos más, como en la canción. Ahora lo que toca es luchar por llegar a Europa la próxima temporada. Una misión difícil, pero no imposible para una plantilla en la que comienzan a despuntar los nombres de referencia de los próximos años. Tiene Marcelino García Toral un nuevo reto para culminar su actual periodo como entrenador del Athletic, antes de que se tengan noticias acerca de su continuidad. Las elecciones a la presidencia del Club condicionan en buena medida la decisión a tomar por ambas partes. No cabe duda de que ha devuelto al equipo una capacidad competitiva que en pocos años ha pasado de estar en puestos de descenso a luchar por títulos y renovar a una plantilla con una elevada edad media. La irrupción de la promoción de los Sancet, Vencedor, Nico Williams, Vivian o Nico Serrano son una garantía de futuro y permiten soñar a los aficionados con tardes y noches de disfrute y celebración. Esta temporada, San Mamés ha vuelto a vibrar con victorias de prestigio. Que siga así. Y que entonces se pueda asociar el estadio a la posibilidad de disfrutar de un gran espectáculo cada dos semanas.