Tània Balló (Barcelona, 1977), es cineasta, escritora y gestora cultural. Publica la tercera entrega de ‘Las Sinsombrero’, las mujeres de la generación del 27. Tema que trató también en su filmografía con una trilogía. Ha comisariado una exposición sobre ellas, que acaba de inaugurarse en Madrid. Entre tanto, destacó con una película sobre el caso caso Wanninkhof. Tania recupera en este libro las peripecias que tuvo que asumir un gran número de mujeres como Concha Méndez o Silvia Mistral

Arturo Trueba

¿Por qué te dio por las sin sombrero?

Desde 2009 que me veo inmersa en ese universo de reivindicar y de reconocer en profundidad a aquellas artistas e intelectuales que formaron parte de la generación del 27, y que la historia había vapuleado, o no integrado en ese relato colectivo y, a la vez, la propia reivindicación me hizo me hizo darme cuenta del valor y el talento de estas mujeres, y lo que estas mujeres aportaron cómo generación.  No sólo como artistas intelectuales sino por la propia situación de la mujer, y la transformación hacia un lugar de reconocimiento, de aceptación de la mujer como ciudadana autónoma e independiente que había transformado la sociedad española de los años 20 y 30. Ellas protagonizaron también todos los avatares que el propio país había vivido en todo el siglo XX.

¿A qué le has dado más importancia, a su obra o a su vida?

Entiendo la obra como resultado de una vida. No soy crítica de arte, literaria o historiadora. Soy divulgadora. He intentado crear una mezcla entre poner en valor lo que era su obra en cuanto al resultado de una vida vivida. No entiendo poder acercarme a ellas sin conocer su obra, pero lo que pongo en valor son las vidas que van continuas a su propia creación. Un tipo de mujer que cambió el rumbo del país.

Y eso que sus obras no pudieron desarrollarse como lo hubieran hecho en condiciones normales, ¿no?

Efectivamente, su trayectoria no se pudo desarrollar como ellas hubieran querido. Eso lo comparten con muchos de ellos, que también se van al exilio, pero en su caso las circunstancias del exilio por el hecho de ser mujeres si que detuvieron muchas autorías de forma irrecuperable. Ellas en el exilio se encuentran en una situación de desamparo intelectual y de soledad familiar. Y en cuanto empiezan a tener descendencia acaban con el proceso creativo, la autoría. No se desvinculan del todo, en el periodismo u otras actividades, pero es pura supervivencia.

¿La democracia española no sólo se ha olvidado de ellas sino de otras muchas cosas?

La transición fue un proceso necesario y resultado de un momento histórico muy concreto, y seguramente fue el único espacio que se podía construir, pero en esa recuperación que aconteció, como la llegada de los exiliados, un nuevo relato sobre ese pasado que durante tanto tiempo había estado silenciado se olvidaron de las figuras femeninas como parte central, o parte formante de ese relato. Un relato colectivo. María Zambrano fue de algún modo reconocida. Tuvo un cierto reconocimiento cuando llegó, como Rosa Chacel o Maruja Mallo, pero siempre como sujetos individuales, pero no comparte de una generación. Hemos estudiado la Generación del 27 y nos sabemos de memoria los nombres de sus miembros masculinos como Lorca, Alexandre, Cernuda, Miguel Hernández, Dámaso Alonso… Generación que acabó convirtiéndose en un lugar común para representar a una época. Yo nací en el 77, primera generación nacida en democracia, y cuando hablas del exilio la primera referencia es Rafael Alberti. ¡Cuántas veces la tragedia de la guerra civil ha tomado cuerpo con el asesinato de Lorca! Ellas no están, salvo como mujeres de.

¿Los jóvenes conocen esa parte del siglo XX?

No lo conocen suficientemente. Hay una lucha necesaria para que el pasado y la memoria sea entendido como una pieza fundamental para entender nuestro presente y construir nuestro futuro, pero se debe contar con la presencia de las mujeres. Para entender lo que supuso en la sociedad española la interrupción de la mujer moderna y alcanzar, con la proclamación de la II República, la igualdad plena para hombres y mujeres, para que la mujer sea considerada como ciudadana de primera y sujeto político, social e histórico.

¿Esa transformación había ya comenzado antes?

Me parece la gran transformación de la primera mitad del siglo XX español. Fue uno de los mayores logros de la república, aunque la transformación se fue fraguando desde principios de siglo, cuando ya los movimientos feministas anglosajones van tomando cada vez más presencia. En La primera guerra mundial los hombres se van a la guerra y abandonan los puestos de trabajo, que fueron ocupados por mujeres. Esa mujer toma conciencia emprendedora, puede trabajar y ser sustento de su familia. Aquí empiezan a haber movimientos de sustrato obrero, como las cigarreras…, en las que toman conciencia de su situación de desigualdad. En los años 20 aparece la idea de la mujer moderna, que es aquella mujer ya consciente de sus ansias de libertad, que además se ve muy influenciada por una cuestión estética de romper con esa cosa decimonónica del vestir como simbología de la pulcritud y de la moralidad. Son muy estéticas, pelo corto… Una mujer que quiere ser visible y ocupar el espacio público, que se le admire y que se la vea en su ejercicio libre de dedicación al arte, a la literatura y a las esferas culturales.

¿Era una mujer elegante?

Sí, era una mujer elegante, porque también sabía que para romper los muros que le impedían una socialización autónoma y libre tenía que entrar con una imagen que no la cuestionara. Pero fíjate que hay otro hito en la historia de España que a veces no se tiene muy en cuenta, que fue la aprobación de Ley de Educación de 1910, que permite que las mujeres entren en la universidad. El resultado de esa aprobación es qué, al cabo de 10 años, las universidades empiezan a recibir a muchas mujeres con el bachillerato cumplido y acceden a las facultades con el fin de dedicarse a trabajos liberales. Cosa que es revolucionario porque, sin duda, impacta en una sociedad eminentemente machista donde el único destino de una mujer era el doméstico. El franquismo llegó y les dijo: “volver a vuestro espacio doméstico, de donde no tendríais que haber salido”. Toda una generación de mujeres que habían tocado el sueño de la libertad, que habían sido formadas, que tenían la plena voluntad de transformar y de acompañar la modernidad de España, se vieron de repente que todo ese esfuerzo desaparecía. Para mí a título personal me ha servido para encontrar mis referentes culturales y sociales. Mes fascinan sus luchas, me siento reconocida en sus fracasos, creo que no fueron mujeres de otro planeta, sino mujeres de su tiempo. No fueron la excepción, sino que fueron la consecuencia de un país que cada demanda para las mujeres más autonomía y libertad. Que cuando se avanzaba en esa modernidad llega la II República y se hace real. Pero desgraciadamente dura poco y no tienen tiempo de asentarse esas cuestiones.

¿En cuánto cifras el retroceso con la dictadura?

No entiendo la Guerra Civil como un tiempo de retroceso. Evidentemente fue una tragedia. Cuando hay la Sublevación las mujeres salieron a defender los valores contra el fascismo porque sus maridos y compañeros iban al frente. La mujer em 1936 es una mujer eminentemente politizada, consciente de lo que está en juego, que participa activamente de la política, que es consciente del momento histórico y que es culta. En general, es una mujer preparada, ya en pleno uso de sus derechos. Durante toda la guerra son activas, participan desde diferentes lugares como la industria de la retaguardia, la sanidad, pero también desde el frente de combate. La guerra supuso un momento de empodera miento de la mujer como compromiso político, y allí empieza para las que se quedan y las que se van un retroceso de su estatus como mujer autónoma. Las que se quedan, no hay duda. El segundo libro de Las Sinsombrero ‘Ocultas impecables’ habla de ellas. La Sección Femenina se mantiene intocable durante los 40 años del franquismo. Franco es absolutamente consciente que, para el control social, se necesita controlar la moral. Y quien ejerce la educación moral en las familias tradicionales es la mujer, mientras el hombre está trabajando. El pacto con estas artistas que se quedan es “podéis seguir pintando o escribiendo, pero la imagen pública que debéis dar es la de mujer abnegada”. Rosario de Velasco, que es una pintora extaordinaria, que es afín a la Sección Femenina, a Falange y la Régimen. En una entrevista del año 1940 o 1941 en la revista Triunfo que “antes que nada ahora soy madre y esposa”. En el exilio no hay esa losa, pero si que hay un retroceso porque se encuentran solas, desamparadas y tienen que sobrevivir en lugares que tampoco es que sean faros de la modernidad y donde tienen que volver a empezar de nuevo. El espacio de mujer creadora es muy complicado.

¿Cómo es Arturo Andrade? ¿Qué es lo que te atrapa de su personalidad?

Es un personaje que nace con ‘El arte de matar dragones’, en 2003, porque en cada momento me interesan los procesos históricos en España. El traslado del Museo del Prado en plena guerra civil, la División Azul en tiempos de los emperadores extraños, la caída de Berlín en el 45, el robo de niños en la posguerra española de 47, ahora estamos en Méjico en 1950. La personalidad de Arturo Andrade está bastante conformada. Es muy rígida. No tanto como evoluciona su personalidad, sino cuales son las soluciones que tiene que hallar a los problemas. Si algo me gusta especialmente de él, sobre todo en esta época, es que es absolutamente políticamente incorrecto. Utiliza las herramientas que tiene a mano y punto pelota. Sin eufemismos y propaganda y tal.

¿Cómo ves la política hoy en día?

Bueno… como la vemos todos.

Mezclas muchos personajes reales y ficticios, ¿no?

Sí. Imagino muy poco en las novelas porque la historia te provee el 80% o 90% de las situaciones y personajes. No puedo imaginarme historias más grandes que la conquista de Méjico, a personajes más salvajes que los que avanzaron con Bernán Díaz del Castillo… son más grandes que la vida. Problemáticos, delirantes… Los mezclo con algunas invenciones mías.

¿Cuál ha sido y cuál debe ser el papel de los medios de comunicación?

Creo que el de no hacer de la información un espectáculo. En los últimos tiempos los paradigmas de nuestra sociedad han ido cambiando a través de las nuevas tecnologías y hay un afán de infantilizar y manipular a la sociedad a través del entretenimiento continuo. Así no piensa. Los medios de comunicación están participando en confundir información con entretenimiento. Esa frontera nunca se debería haber roto, y pongo el ejemplo estos días del volcán de La Palma. Cuando te sientas delante de televisión no sabes si estás viendo una tragedia o una película. Y el colmo es que hay gente que se coge un avión para ir a ver las erupciones del volcán en vivo y en directo, como la lava se lleva las casas, mata a los animales, ponen en peligro a la gente… pero bueno qué tipo de sociedad.

Bueno, ya hubo una ministra que metió la pata con esto

Si hubiese tenido mínimamente vergüenza hubiera dimitido. En un país normal un ministro que dice esa frivolidad ante una tragedia tendría que haberse marchado. Pero aquí no pasa nada. Tenemos una sociedad cada vez más infantil, pero como ya hemos eliminado esa frontera entre información y entretenimiento…

¿Qué esperas de esta novela? ¿Es más reflexión que entretenimiento, o viceversa? Y por último ¿con el ritmo trepidante de la novela y sus diversas localizaciones puede dar lugar a una adaptación cinematográfica o serie? Aunque ya se que no te gusta

Es una novela de acción para la reflexión. No digo a los lectores lo que deben pensar. Les trato con respeto. No escribo pensando a la tele ni en el cine. Si hiciera esto estaría traicionándome a mi misma y a los lectores. Si mi sueño es que mis historias se llevaran a la pantalla en vez de escribir novelas haría un curso de guionista. No tengo esa ambición. Escribir me permite ir pensando ir madurando las ideas. Lo lenguajes son distintos.

No te negarías, ¿entonces?

Hombre; no diré que de esta agua no beberé, no depende de mi sino de la editorial, que son quienes tienen los derechos audiovisuales. Pero ese no es el objetivo.

¿Ves futuro a ese contraste de costumbres?

Debemos buscarle un futuro. Tenemos que acostumbrarnos a vivir los unos con los otros ya buscar un espacio común a todos de derechos y deberes. Y si encontramos ese espacio público en una sociedad democrática que se rige por unas reglas en las que todos hemos estado de acuerdo. Eso nos compromete a todos.