Como ocurre con la mayoría de tradiciones, nadie recuerda su origen. Nadie puede recordar con exactitud cómo, cuándo o por qué los montañeros vascos decidieron comenzar o finalizar el año ascendiendo a su monte emblemático. Pero da igual. Lo que importa es ascenderlo. Ese deseo de querer compartir con la Naturaleza una fecha tan significativa y tan cargada de simbolismo como es el cambio de año. De afrontar con los amigos y compañeros en nuestras montañas ese momento de renovación, de cerrar unas puertas y abrir otras, que supone la renovación del calendario.
Prácticamente cada pueblo de Euskadi tiene su monte de referencia. Ese lujo que nos ha dado la geografía vasca y que hoy nos permite hacer un recorrido por las cumbres más populares para cumplir con esta tradición.
Gorbea
El Gorbeia y su icónica Cruz es uno de los grandes protagonistas de la tradición de principio de año. Las matinales del 31 de diciembre y el 1 de enero sus laderas se convierten en una verdadera romería.
El recorrido comienza en Areatza/Villaro y se dirige hacia la pista de cemento que lleva a las zonas recreativas de Larreder y, posteriormente, a Pagomakurre. A partir de ahí, la pista, por la que ya no pueden seguir los vehículos motorizados, rodea Peña Lekanda y nos guía hacia Arraba. Al atravesar este último, seguimos el sendero entre los árboles, dejando a nuestra derecha el refugio de la Federación. Después, cruzamos el paso de Aldape y descendemos hacia el hayedo de Egiriñao, donde se encuentra el refugio del Juventus. Aunque la Cruz está cerca, aún nos queda el tramo más desafiante. La senda asciende por las rocas del Aldamin, que queda a nuestra izquierda, hasta llegar al collado que lleva su nombre, fácilmente identificable por su pluviómetro. Desde allí, enfrentamos la empinada loma que nos lleva a la cima, donde la Cruz nos espera a 1.481 metros de altitud.
Pagasarri/Ganekogorta
Efectivamente, son dos montañas, pero tan unidas geográfica e históricamente que no se concibe la una sin la otra. Dos escalones de una misma escalera. Su proximidad y comodidad de accesos le convierte en un icono más de la capital vizcaína. Así que no es difícil de entender que sea la cumbre por excelencia para visitar por los bilbaínos para despedir o recibir el año (muchos incluso las dos cosas). Y no son pocos los que alargan la excursión hasta el cercano Ganekogorta y alcanzar (subiendo al vértice) sus redondos 1.000 metros de altitud.
Los caminos para llegar son variados, tantos como los barrios que se asientan en las laderas del Pagasarri. La ruta más habitual comienza en San Adrián, cruza un puente sobre la A-8, rodea el edificio de Iberdrola y sigue por una carretera asfaltada que ofrece vistas impresionantes de Bilbao, pasando junto al Arnotegi hasta llegar al aparcamiento de Igertu. Desde allí, la carretera se empina hasta un desvío hacia la ermita de San Roke, que decidimos ignorar para cruzar la barrera que restringe el acceso a vehículos no autorizados y enfrentar la conocida «cuesta del silencio». Llegamos al cruce en el que elegimos nuestra ruta: podemos optar por la pista de Artabe (a la izquierda), que es la más cómoda aunque más larga; el camino antiguo (de frente), que es más directo y empinado; o la pista de la derecha, que es la más popular y se une a la subida de Rekalde, ofreciendo las vistas más espectaculares de El Botxo. Cualquiera de estas opciones nos llevará a las campas del Pagasarri y su refugio, donde el roquedo cimero se eleva a unos cien metros detrás del edificio.
Los más aventureros suelen extender su caminata hasta el Ganekogorta, que se alza imponente al suroeste. Desde la campa del Pagasarri, toman la pista que se dirige en esa dirección, ignorando el desvío hacia la fuente de Tarín, hasta llegar a un cruce que señala la ruta a Llodio por la fuente del Espino. Desde allí, solo hay que seguir el camino que asciende con fuerza, bordea el Biderdi o Ganeko Txiki y continúa cerca del cordal hasta alcanzar la cumbre del Ganekogorta, que se eleva a 999 metros.
Serantes
Los vizcaínos de Ezkerraldea apuntan hacia el Serantes santurtziarra que cuenta con hasta seis rutas diferentes por las que llegar a su cumbre:
Santurtzi-Kabiezes-Serantes, con 8,7 km de recorrido y una duración aproximada de ruta de 2 horas y 18 minutos; Santurtzi-Mamariga-Serantes, bastante similar a la anterior en kilometraje (8,3) y en duración (2 horas y 15 minutos); Santurtzi-Bullón-Residencia-Serantes, la ruta menos larga con 3,2 kilómetros y unos 45 minutos de trayecto; San Fuentes-Los Heros-Peñalba-Serantes, superando a penas las 2 horas de ruta con 6,5 kilómetros. Y las dos últimas para los más aventurados: Peñalba-La Cuesta-La Serna-Serantes, 13,96 kilómetros de ruta que nos llevará alrededor de las 4 horas y 23 minutos; y el trayecto Cueva Mayor-La Cuesta-Punta Lucero-Zierbena, con 17,37 kilómetros de recorrido que ronda las 4 horas y 42 minutos.