Naiara Cabezas Zabala

La película con la que Anne Hathaway consolidó su carrera como actriz a una temprana edad vuelve este año con el mismo elenco y nuevas incorporaciones. Meryl Streep, Anne Hathaway y Emily Blunt regresarán como Miranda, Andy y Emily, respectivamente. 

Además, se suman nuevas caras al reparto, como Kenneth Branagh interpretando al marido de Miranda, así como Simone Ashley, Lucy Liu, Pauline Chalamet, B.J. Novak y Justin Theroux.

Ya circulan por internet algunas imágenes del rodaje, donde se puede ver a la protagonista recorriendo las calles de Nueva York con distintos looks que poco recuerdan a aquella tímida asistente de la imponente Miranda Priestly.

Anne Hathaway

Rodaje de «El diablo viste de Prada 2» Getty Images.

La historia de la secuela se centrará en el declive de la industria editorial tradicional y en cómo Miranda Priestly se adapta al mundo digital. Esta icónica y desafiante editora de moda,  personaje inspirado en Anna Wintour, la exdirectora de «Vogue»,  se enfrentará a Emily, su antigua asistente que ahora ha logrado escalar posiciones hasta convertirse en una ejecutiva importante dentro de un grupo de lujo. Ambas competirán por el control de los ingresos publicitarios. Según Variety, la película se estrenará el 1 de mayo de 2026.

“El diablo viste de Prada” no solo recibió nominaciones al Oscar, como Mejor Actriz Principal para Meryl Streep y Mejor Vestuario para Patricia Field, sino que también inspiró a marcas y diseñadores, y abrió un debate sobre la frialdad y exigencia del mundo de la moda.

Aunque muchos criticaron la película por caer en ciertos clichés o exageraciones, otros la vieron como una poderosa fuente de inspiración y creatividad. El icónico abrigo verde de Andy, por ejemplo, sirvió  en los años posteriores de inspiración para campañas publicitarias y editoriales de moda. La cinta también contribuyó a posicionar en la mente del público general a marcas como Chanel, Valentino, Calvin Klein, Dolce & Gabbana y Georges Chakra. Este último, en particular, vio crecer su reconocimiento internacional luego de que varias de sus piezas fueran utilizadas en la película. 

La ropa de las protagonistas, sus accesorios y las marcas que cada una luce se convirtieron en elementos narrativos por derecho propio. El vestuario, diseñado por Patricia Field, fue clave: vistió a Andy con piezas de Chanel y a Miranda con siluetas de Donna Karan, logrando reposicionar marcas clásicas en un lenguaje visual moderno y aspiracional para nuevos públicos.

“El diablo viste de Prada” no solo se convirtió en una comedia icónica, sino también en un punto de inflexión para la industria de la moda. La película demostró que la moda no es simplemente superficial, sino un lenguaje de poder, identidad y pertenencia.