Andoni Rosa

Henry Kamen es uno de los historiadores e hispanistas más reputados del panorama internacional. De origen británico, se formó en la prestigiosa Universidad de Oxford. A lo largo de su carrera ha trabajado como profesor en diversas universidades de Gran Bretaña, Estados Unidos y España. Ha sido, además, profesor del Consejo Superior de Investigaciones Científicas en Barcelona y es miembro de la Royal Historical Society en Londres.

En su última obra, “Defendiendo España. Verdades y leyendas de nuestra historia”, el escritor británico trata la historia de cómo la nación española cultivó amigos y aliados en la paz y en la guerra. De cómo ilustres personajes extranjeros defendieron su carácter, cultura y reputación frente a la leyenda antiespañola.

“Defendiendo España.  Verdades y Leyendas de nuestra historia”. ¿Es esta una obra donde se desmienten leyendas de la historia?

El libro de hecho, a parte de unas cuantas líneas al principio que hablan del significado de ciertas leyendas, no se dedica a desmitificar leyendas. Más bien los capítulos invitan al lector a mirar otra vez acontecimientos que a la luz de investigaciones y documentación se pueden entender de otra manera. Realmente es una puesta al día de nuestra imagen del pasado que quiero ofrecer al lector para entender mejor la España de entonces. La palabra “Defendiendo”, que sale en el título, no es una referencia a cómo los españoles defendieron España. Es lo contrario, una referencia a toda la gente de todos los países que han contribuido a la formación y apoyo de la España y de su papel en el mundo. En estos capítulos, quiero introducir conocimientos de la actividad de los extranjeros en la evolución de España.

En el primer capítulo del libro se menciona que hasta las Guerras Napoleónicas no se había generado una identidad española. ¿Es esta identidad sinónimo de patriotismo?

No, en absoluto. La evolución de un sentimiento que se llama nacionalismo y que la gente de un país tiene en común se encuentra en todos los países pero en planos muy diferentes. Por ejemplo, en un país donde todos hablan un mismo idioma es más fácil conectar. En cambio, en otros países donde no hablan el mismo idioma hay más dificultades en promocionar la sensación de pertenecer. Esta idea de pertenecer es básica para cualquier definición de nacionalismo. Entonces, si se comparten las mismas ideas, el mismo idioma, el mismo tipo de cultura… eso sí que crea un pueblo, una comunidad. El patriotismo realmente no es eso, es un sentimiento casi artificial creado por el estado para fomentar más lealtad al gobierno. Es un sentimiento bastante artificial. En cambio, el nacionalismo es más profundo. 

Usted ha hablado de idioma, en el capítulo 9 “Los defensores del idioma”, parece sostener que la lengua es el reflejo del éxito de un país. ¿Por qué? 

Los españoles tenían o podían tener confianza en la extensión de un idioma que era el castellano pero que al mismo tiempo no fue un idioma universal. Todos los territorios que España controlaba hablaban otros idiomas: Italia, Países Bajos, América… Hasta el siglo XIX-XX la mayoría de la población de América, del nuevo mundo, no hablaba español. Hasta ahora, hace poco, en Ecuador, el 80% de la población no tenía el español como su primer idioma. Eso sí, el idioma tiene un papel muy importante pero al mismo tiempo es solo una pequeña parte de los factores que contribuían a la formación de una lealtad o de una comunicación de la gente. 

Del libro, ¿qué hecho ha marcado la historia de España en mayor medida? 

Eso es pedir una respuesta tan enorme que no sé si soy capaz de hacer un resumen. Es difícil contestar porque hay tantas cosas que tienen impacto sobre el desarrollo de un país… Depende también de la época porque ciertas cosas que parecían importantes no lo eran. Por ejemplo, la expulsión de los judíos que no tuvo consecuencias tan enormes como la gente siempre piensa. La expulsión de los musulmanes tampoco tuvo el impacto que se podía imaginar. 

Este tipo de libros se han asentado como uno de los géneros más consumidos en España actualmente. ¿A qué cree que se debe este éxito?

Éxito no sé. Se trata de simplificar la manera de presentar conocimientos. Las personas tienen la curiosidad de saber y conocer el pasado a través de vías bastante fáciles de explorar. Hacerlo todo más fácil basándose, cómo este libro lo hace, en documentación e investigación pero con una presentación más bien general para el público. 

Abre su libro con la cita de Ramiro de Maeztu: “No defendimos lo suficiente nuestro ser. Y ahora estamos a merced de los vientos”. ¿Qué quiere decir usted con esto?

“Los vientos” son el movimiento de eventos, ideas y lo que pasa en el mundo sin control. Si España no ha llegado a entender lo qué es y cómo ha evolucionado, se encuentra poco apta para atacar a los problemas del mundo moderno. 

¿Cuál es el origen de su interés por la historia y la cultura?

No es por la historia. Para explicar qué quiere decir “Historia”, efectivamente los que investigamos, al menos estoy hablando de gente que yo conozco, tenemos interés en explorar todas las dimensiones del pasado. Es decir, no necesariamente la cuestión de lo que pasa políticamente o en el mundo de guerras y otras cosas semejantes, es estudiar la vida humana dentro de su contexto antes de hoy y mucho antes si queremos estudiar la época temprana y medieval. Entonces “Historia” es una palabra que cubre realmente todas las referencias de conocimiento y también de investigación. Eso es lo que me interesa, por eso he hecho libros sobre historia social, sobre aspectos culturales… tengo un libro sobre la cultura de Cataluña, por ejemplo. 

¿Es entonces el pasado crucial a la hora de enfrentarse al futuro?

Sí, totalmente. No podemos dar ni un paso sin asegurarnos de lo que hemos hecho en el pasado. Sino repetiríamos los mismos errores, lo que sería entrar en la oscuridad de la ignorancia porque no hemos dedicado bastante tiempo a entender el pasado y cómo su evolución nos ha afectado.