Emilio del Río nos presenta su última obra literaria, “Carpe Diem”, mediante una entrevista en exclusiva. Con su característico sentido del humor y su talento para conectar el mundo antiguo con la actualidad, Emilio nos invita a descubrir la relevancia de los clásicos en nuestra vida cotidiana.

En esta conversación, exploramos su amor por la literatura y la historia, su proceso creativo y cómo consigue que temas aparentemente lejanos cobren vida con una frescura actual. Una charla imprescindible para quienes creen que el pasado aún tiene mucho que enseñarnos.

 

No es un libro de historia, es una guía práctica para ser feliz”

 

Comenzando con el titular del libro “Carpe Diem”, es una cita que a diario se utiliza mucho ¿Cómo crees que deberíamos de aplicar esta frase en la sociedad de hoy en día? 

Carpe Diem es una frase que yo creo que todo el mundo conoce, es uno de los tatuajes más habituales, como también la típica frase “Amor de madre». Carpe Diem se entiende como aprovecha la vida, aprovecha el momento y vive el momento, pero yo lo traduzco como buscar siempre el lado positivo de las cosas, eso es Carpe Diem, el lado positivo de la vida, un guiño a La Vida de Brian. En esta película, están crucificados, y saben que van a morir, pero ¿qué hacen? Se ponen a cantar y a silbar, porque como están crucificados no pueden bailar, buscan siempre el lado positivo de las cosas. 

Eso es carpe diem, lo cual no significa reírse por todo, sino buscar siempre el lado positivo, incluso en lo peor. La vida trae dificultades, pero lo importante es cómo reaccionamos. La clave está en la serenidad y tranquilidad interior. No se trata de ser un ermitaño o un faquir, sino de vivir en la sociedad con equilibrio emocional.

¿Cómo presentas este libro y cómo animas al público a leerlo?

Carte Bien es un manual de autoayuda, es un libro práctico, una guía útil para encontrar el bienestar emocional y para ser feliz, a partir de las enseñanzas de los clásicos. Pero no es un libro de historia, no es un libro sobre el mundo clásico, no es un libro de teorías, no es un libro de filosofía, es una guía práctica para ser feliz. Son 42 capítulos cortos que se pueden leer en cualquier orden, con un tono divertido como todos los demás.

De hecho, el subtítulo es “Carpe Diem, autoayúdate con los clásicos”, un manual que te guía para encontrar el bienestar y para ser feliz. Por ejemplo, el primer capítulo, titulado “Vivir es combatir”, no habla de luchar contra alguien, sino contra las adversidades de la vida. Vivir es caer, levantarse y seguir adelante. Esta perspectiva se opone a la visión de algunos que defienden ideas más rígidas, como si fueran principios inquebrantables. Sin embargo, este no es un libro de filosofía ni un compendio de teorías abstractas, sino una reflexión basada en experiencias reales y en cómo enfrentarlas.

Hay un poco de los estoicos, otro poco de los epicúreos. Trata sobre la importancia de la salud, del equilibrio interior y de la fortaleza de ánimo; es absolutamente fundamental. Y esto ya lo han reflexionado por nosotros los clásicos, de manera brillante, al escribir verdaderos manuales de autoayuda. Séneca, Marco Aurelio, Epicuro, Cicerón… Yo los he leído para transmitirlo al lector.

Es fundamental entrenarse emocionalmente. Así como sabemos que debemos entrenarnos físicamente, no solo para ser deportistas de élite como Nadal, sino para estar bien físicamente en general, también debemos entrenarnos en el plano emocional. Y esto, los clásicos, nos lo enseñan a la perfección.

¿Podrías definir este libro en tres palabras?

Busca siempre el lado positivo de la vida. Así resumiría el libro. Es un libro que te ayuda a encontrar el camino de la felicidad. Y se lo recomiendo a todo el mundo. Es un libro pensado para todos los lectores, de todas las edades, de todas las condiciones, de todo el nivel.

No es un libro, como digo, de historia, no explico quiénes son los autores. Es un libro para ser feliz. 

Este libro sirve y está dirigido como una autoayuda para todos los lectores, pero ¿te ha servido a ti también como un proceso de autoayuda? ¿Ha cambiado tu manera de ver la vida?

Este libro recoge mis notas de lectura a lo largo de los años. Al leer a los clásicos, descubrí que, además de ser entretenidos, ofrecen valiosas enseñanzas para la vida. Decidí compartir estas reflexiones con los lectores porque, en lo personal, me ayudaron a superar obstáculos que me impedían ser feliz.

Por ejemplo, me di cuenta de que era adicto al trabajo, una forma de adicción que muchas veces pasamos por alto. Leer los clásicos me permitió reconocerlo y empezar a cambiar. Escribir este libro, organizar todas esas ideas y ponerlas al servicio de los lectores también ha sido un proceso de crecimiento personal. Me ha ayudado a ordenar mis pensamientos y a ser una mejor persona.

En uno de los capítulos del libro, parafraseas una frase de Cicerón que dice: “Sin amistad, la vida no vale nada”. En un momento en el que las relaciones parecen más superficiales, por el mundo de las tecnologías, ¿qué consejos crees que nos daría Cicerón para construir amistades auténticas? 

Yo creo que nos diría: “Oye, hacedme caso, la vida sin amistad no vale nada”. 

Para empezar, frente a la canción de Roberto Carlos, que dice; “Yo quiero tener un millón de amigos”. No podemos tener un millón de amigos, es imposible. Porque la amistad hay que cultivarla. Ahora, con las redes sociales, tendemos a creer que la amistad depende de un «like» o del número de seguidores. No digo que esté mal, pero no podemos basar nuestra felicidad en ello. La verdadera felicidad está dentro de nosotros y en saber valorar la amistad genuina. Tener amigos en Facebook no significa tener una amistad real; eso es una relación superficial. Y si confundimos esto con la amistad verdadera, nos vamos a frustrar y ser infelices. Por eso, Carpe Diem es un libro que te ayuda a ser feliz. El subtítulo ya lo dice todo: autoayúdate con los clásicos. 

En relación a esta referencia de las redes sociales, en el libro hay un capítulo que se llama «La necesidad de la autoestima”. ¿Cómo ves la autoestima a día de hoy en los jóvenes, sobre todo por esta presión tecnológica? 

Las redes sociales, si se utilizan bien, son un instrumento maravilloso de comunicación, pero en el caso de utilizarlas mal, pueden hacerte muy infeliz. Y pensar que eso es la realidad, que ahí está lo que de verdad te importa, no depende de eso. 

El verdadero algoritmo de las redes sociales es la envidia, y en la política también. Se juega mucho con la comparación: este tiene más que tú, aquel parece tener una vida mejor. Pero muchas veces es solo postureo. No hay que confundirse, siempre habrá alguien que parezca estar por encima. Sin embargo, eso no es la vida real. Lo que realmente importa es lo que llevas dentro. No nos podemos dejar arrastrar por esos “cantos de sirena”. La verdadera riqueza emocional está en nuestro interior.

Si pudieras sentarte a tomar un café con un pensador clásico, ¿a quién elegirías y qué le preguntarías? 

He leído todos los clásicos destinados al lector y he recopilado esa experiencia vital de lectura en mi libro, lo que me ha ayudado a practicar para ser feliz. Si pudiera, reuniría a todos esos autores.

¿Y si te tuvieras que quedar con uno solo? 

Me sentaría, creo que con Séneca o Marco Aurelio. O Epicuro. Epicuro también es bueno… o a Demócrito también. Es que es muy difícil elegirlo. Me gustan todos, pero seguramente me llevaría a Marco Aurelio, porque su obra “Las Meditaciones» es extraordinaria.

¿Qué le preguntarías a Marco Aurelio?

¿Cómo has hecho para escribir esta obra que sigue dándonos respuesta a las preguntas que nos hacemos las mujeres y los hombres casi dos mil años después con tanta actualidad? 

Para terminar, ¿cómo animarías a los lectores, incluidos jóvenes, a leer este libro? 

Yo incluso animaría sobre todo a los jóvenes, porque hay capítulos que lo pueden ver muy lejos en cómo: “Afrontar la vejez o la muerte”, pero también eso hay que afrontarlo. No se trata de obsesionarnos, pero sí de ser conscientes de que esa realidad puede llegar. La vejez, ojalá llegue, porque la alternativa es peor. Y la muerte, al final, nos tocará a todos; no quedará nadie. Eso no significa que debamos agobiarnos, sino que debemos aceptarlo, y a partir de esa aceptación, buscar la felicidad.»

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