La Semana Santa nos regala días de descanso, desconexión y… también algunos excesos. Torrijas, comidas copiosas, horarios desordenados y menos actividad física de lo habitual. Pero tranquilo, no está todo perdido: volver a cuidarte es más fácil de lo que parece. Daniel Galindo, director del Departamento de Experiencia e Innovación de VivaGym, explica qué ocurre realmente en tu cuerpo y cómo retomar los entrenamientos con cabeza.

 

 Cambios en la alimentación

El aumento en el consumo de azúcares refinados, alimentos ultraprocesados, harinas y alimentos fritos provoca una inflamación sistémica leve, que suele manifestarse en forma de malestar digestivo, sensación de fatiga e incluso dolores articulares o musculares. El cuerpo ha estado digiriendo alimentos de peor calidad nutricional y en mayores cantidades, y eso se nota: sensación de hinchazón abdominal por acumulación de gases o tránsito intestinal más lento y cansancio generalizado, ya que el hígado y el sistema digestivo han trabajado más y han descansado menos. Además, la retención de líquidos se vuelve más pronunciada, sobre todo si ha habido un consumo elevado de sal y alcohol.

A nivel metabólico, el exceso de azúcar altera la sensibilidad a la insulina, lo que disminuye la eficiencia con la que las células utilizan la glucosa como fuente de energía. Pueden incluso producirse cambios hormonales temporales, como un aumento del cortisol o la resistencia a la leptina, que pueden influir en tu estado de ánimo y en tus niveles de hambre y saciedad. Aunque estos efectos no son permanentes, sí pueden hacerte sentir más lento, torpe o cansado al retomar el entrenamiento.

Recomendaciones para volver al Gym

  1. Empieza suave: las primeras sesiones deben ser progresivas, con cargas moderadas y pausas amplias, y enfocadas en la técnica.
  2. Aumenta tu hidratación: el agua es tu aliada para eliminar toxinas, mejorar el tránsito intestinal y recuperar la energía.
  3. Prioriza el entrenamiento de fuerza y la movilidad: ambos ayudan a recuperar tono muscular, mejorar la postura y reactivar el metabolismo.
  4. Escucha a tu cuerpo: si hay más cansancio de lo normal, ajusta la intensidad. El descanso también forma parte del progreso.
  5. Vuelve a la rutina alimentaria sin prohibiciones: apuesta por frutas, verduras, proteínas magras, grasas saludables y mucha agua, pero sin obsesionarte. Lo importante es la regularidad, no la perfección.

 

Vuelta al equilibrio

  • En 2-3 días, tras volver a una alimentación equilibrada, dormir bien y moverte de nuevo, puedes sentirte mucho mejor.
  • En 7-10 días, tu cuerpo habrá eliminado buena parte del exceso de líquidos, reducido la inflamación y recuperado el ritmo digestivo.
  • En 2 semanas, si entrenas con regularidad, comes bien y te hidratas correctamente, notarás de nuevo tu mejor versión física y mental.

La clave está en no entrar en modo castigo ni buscar soluciones extremas. Solo necesitas constancia, buenos hábitos… y cero culpas, concluye el experto

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