Por Itsaso Álvarez.
Las llamas comenzaron poco antes de las dos de la madrugada el pasado 23 de julio en el establecimiento ubicado en la calle Santa María, del Casco Viejo bilbaíno.
Arrasado por el fuego, no ha quedado otra opción que reinventarse.
Y queda poco para que el Kasko reabra sus puertas, tal y como han anunciado sus responsables.
Pronto podremos volver a catar esos menús llenos de imaginación a precios asequibles.
Creado hace más de dos décadas, el Restaurante Kasko rompió desde sus inicios con el concepto de menú tradicional, tratando los platos como si fueran de carta, tanto en la elaboración como en la presentación.
Así es como crearon cocina de fusión, con recetas de todos los países, pero “sin perder el Norte”. Son especialmente famosos tanto su paella con alioli como el bacalao al pilpil.
En este espacio, gastronomía y arte se funden en una atmósfera única para los sentidos. Es un restaurante, sí, pero además del menú se podía disfrutar también de su arquitectura, música, escultura y pintura.
Así, las lámparas del restaurante eran obra de Dora Salazar, una de las escultoras más reconocidas. Ahora están en plena restauración.
En el Kasko también se disfrutaba todos los domingos de una sesión de jazz en directo y no faltaban las exposiciones, tanto permanentes como temporales.