¿Qué mejor manera de comenzar el viernes que una curiosidad bilbaína? Sabemos que en cuanto has leído esta frase vas a ir corriendo a tomarte tus 15 minutitos de pausa para el café y el hamaiketako y a aprovechar para leerlo. ¡A nosotras también nos encantan este tipo de curiosidades que nos ayudan a conocer el Botxo!
Todos conocemos la calle Somera, cada semana a partir del jueves se vuelve un punto de encuentro de referencia para todos los jóvenes que, ya sean de Bilbao o no, se juntan con los amigos a charlar sobre la semana y de paso tomar algo. Todos hemos reído, llorado, cantado o paseado por esta calle y, aunque cuando se fundó Bilbao no estuvo destinada al ocio, seguro que los que poblaban nuestra capital hace siete siglos también hicieron más de lo mismo alguna vez.
Bilbao fue fundada en 1300 por Diego López de Haro, Señor de Bizkaia, aunque ya existía un núcleo anterior que se extendía al lado de nuestra querida ría. Al principio solo lo formaban tres calles: Somera, Artekale y Tendería y dicen que esta primera fue donde se construyeron las primeras casas de la Villa. En la parte trasera de sus edificios se integraba la muralla que rodeaba la ciudad y que medía 6 metros de alto y dos de ancho. En el medievo era emplazamiento para caballos, tiendas y posadas, puesto que era ahí donde se originaba la mayor parte de la actividad económica de la ciudad, mayormente centrada en el comercio. Al principio la calle recibía el nombre de ‘Goienkale‘, la calle de arriba, o cimera, es de este último nombre de donde viene la variante Somera.
Esta calle es historia viva de Bilbao y en ella han nacido y crecido personajes ilustres como lo son Juan Crisóstomo de Arriaga, músico y compositor o Higinio de Basterra y Berasategi, escultor.