Si hay un día que no pueden pasar por alto los bilbaínos, ese es el día 24 de diciembre. Y la razón no es la evidente… Además de que es el día en el que nos juntamos en la cena con nuestros seres queridos y esperamos a que Olentzero visite nuestras casas, es también (y sobre todo) el día en el que la Villa disfruta del tradicional poteo de Nochebuena.

Así, en un día tan señalado en las agendas como hoy, hacemos un repaso de las calles que se pueden visitar durante esta jornada para disfrutar de esto tan nuestro.

Inicio: Plaza Campuzano
Final: Casco Viejo

Comenzamos en el centro de la capital vizcaína; la calle García Rivero y la cercana plaza de Campuzano, así como la zona de Estraunza son lugares de culto. A poca distancia de allí, la calle Licenciado Poza, en su cruce con Dr. Areilza, es un hervidero de gente algo más joven. Bares como el Mugi, el Zarate, el Bar Joserra o El Pintxito son de obligado cumplimiento en esta parte de la ruta.

La calle Diputación, en el centro de la Gran Vía y la zona comercial del Ensanche, atrae por su peatonalización y la especialización de sus bares en pintxos creativos de alta calidad. Precisamente, la práctica del poteo suele ir muy ligada al consumo de pintxos, auténticas obras culinarias en miniatura. En muchas barras exhiben con orgullo sus propias creaciones, y es casi imposible no sucumbir a la tentación de probar algunas de estas banderillas o tapas.

La calle Ledesma y la cercana Arbieto, también peatonalizada junto a los Jardines de Albia, conservan una afluencia masiva de público al caer la tarde. El «efecto Guggenheim» y la calidad de sus locales están convirtiendo en nueva zona de poteo la calle Iparraguirre y su transversal Ajuriaguerra, en las proximidades de la calle Heros. El bar restaurante Las Lías es un imprescindible en esta zona.

Queda para el final el núcleo por antonomasia de esta costumbre, el Casco Viejo. Destaca en su interior, todo un mundo a descubrir: la Plaza Nueva, con sus terrazas y su ambiente relajado, en un marco señero, y la confluencia de la calle del Perro con la de Santa María, donde se amontonan los bares de pintxos, algunos de ellos con destacada mención en la Guía Michelín. Aquí no puedes saltarte: el restaurante Kasko.

 

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