La icónica fotografía Lunch atop a Skyscraper o Almuerzo sobre un rascacielos, tomada en septiembre de 1932 durante la construcción del Rockefeller Center en Nueva York, ha revelado una historia con raíces vascas: uno de los trabajadores en la imagen, Natxo Ibargüen, era originario de Balmaseda. En la foto, Ibargüen aparece ofreciendo fuego a su compañero Matty O’Shaughnessy, compartiendo la escena con otros diez obreros, entre ellos inmigrantes irlandeses, eslovacos y nativos americanos, todos suspendidos sobre una viga a 250 metros de altura y sin medidas de seguridad.
La Asociación Harresi de Balmaseda ha confirmado esta conexión tras décadas de conocimiento familiar no difundido. El relato ha sido validado gracias a fotografías y testimonios de Dani, hijo de Ibargüen, quien detalló estas vivencias a la familia vasca. También se confirmó que residía con su familia en Brooklyn en la época, lo que sitúa a Ibargüen en pleno corazón de la historia de Nueva York.
Ibargüen, nacido en 1899, dejó España para evitar el servicio militar y la Guerra del Rif, viajando primero a Argentina y luego a Inglaterra. En los años 20, se trasladó a Nueva York, donde conoció a su esposa, Esperanza Ojinaga, y se estableció definitivamente. A raíz del desplome económico tras el crac del 29, trabajó en la construcción y se convirtió en protagonista de una imagen que capturaría el espíritu de resistencia y renovación de Estados Unidos.
La imagen, aunque hoy parece espontánea, fue en realidad posada a solicitud del fotógrafo, quien buscaba destacar el Rockefeller Center, símbolo de superación tras la Gran Depresión. Aunque su autoría no está totalmente confirmada, Charles C. Ebbets es el candidato más probable. Desde entonces, la fotografía se ha convertido en un emblema de la clase obrera y un recordatorio de su resistencia, viralizándose cada Primero de Mayo como tributo a los trabajadores.